jueves, 21 de abril de 2011

Dos imágenes...
El maestro tiene ante sí una materia prima muy rica, muy modelable especialmente en los primeros años. Con tacto y con cariño, con delicadeza, pero también con responsabilidad y decisión tendrá que ir ayudando a que ese barro se transforme en lo que está llamado a ser: una persona en el sentido más hondo de la palabra. Con la confianza de que de ese barro puede salir algo precioso, confiando, apostando por su misión. Claro que esta tarea no es sólo del maestro. En este proceso influyen muchos factores: vivencias, contexto, familia, realidad...
Además dura toda la vida. Por ello también el propio maestro está implicado en su proceso, por ello otra imagen:
En la medida en que nos vamos dejando modelar y asumimos la responsabilidad de nuestra misión en la realidad vamos dando forma a nuestro mundo (representado en el periódico). El maestro y la maestra da forma pero también se deja formar...
¿Qué mundo soñamos? ¿qué mundo queremos?

Ana María Navarro.

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