Como toda ley, la LOE ha recibido apoyos y críticas en varios de los aspectos que trata. Recojo en esta entrada un artículo que podéis ver en El Mundo.es <http://www.elmundo.es/elmundo/2005/11/14/espana/1131994258.html> publicado el 14 de noviembre de 2011, edición digital, consultado el 8 de abril de 2011) donde encontramos dos puntos de vista diferentes ante cinco temas muy discutidos; haré mi reflexión centrándome en tres de los aspectos que me parecen más interesantes:
- libertad para elegir colegio: Creo que es difícil articular la posibilidad de que todos los padres de los alumnos elijan el centro educativo que desean para sus hijos pero lo que yo creo que sí es cierto es que a día de hoy cuando llegan las fechas de matrícula y la publicación de las listas de admitidos son muchos los padres que no logran que sus hijos estudien en el centro que quieren. Me parece que es un derecho que se debería garantizar puesto que si creemos en la importancia de la relación familia - escuela en el proceso de enseñanza-aprendizaje será esencial que la familia se sienta identificada con la propuesta educativa del centro para ello.
- asignatura de religión con carácter evaluable: Ciertamente éste es uno de los temas más controvertidos. Creo que con frecuencia mezclamos distintos elementos cuando se habla de este tema y por ello me gustaría aclarar algunos puntos tal y como yo los veo: si consideramos la educación como un proceso de enseñanza aprendizaje que busca el desarrollo integral de la personal no deberíamos olvidar la dimensión trascendente de la persona, ¿por qué relegarlo sólo al ámbito privado?, y por otro lado la religión, sea cual sea, forma parte de la sociedad y la cultura, de la historia y del arte: no hay más que mirar a nuestro alrededor. Creo que hay unos mínimos de historia de la religión que deberían garantizarse para todos los alumnos y alumnas y en este sentido deberían ser evaluables. Otra cosa sería la trasmisión de la experiencia de fe desde un credo concreto, si ésta se ofrece en los centros debería ofertarse no sólo una confesión concreta (a excepción de los centros religiosos que en su proyecto educativo y carácter propio se definen como tales) y por supuesto tendría que haber una alternativa para aquellos alumnos y alumnas que así lo deseen; ahora bien creo que esa alternativa tendría que ser seria, que también contribuya al crecimiento personal del alumno, que potencie en él la apertura a los otros, que trabaje en valores... me parece que no es serio ofrecer como alternativa el "hacer jueguitos" o "adelantar deberes para casa".
- número de suspensos para pasar de curso: Creo que es bueno dar competencia a los equipos educativos el decidir sobre la promoción o no de un alumno al curso siguiente pero ello requiere mucha responsabilidad para cada uno de los profesores. Es positivo en tanto que permite evaluar de forma personalizada a cada alumno y lo que mejor le conviene a su desarrollo pero se puede convertir en un punto más de conflicto: establecer distinciones que no ayudan entre las distintas materias (unas más importantes que otras), presión de los padres y madres de alumnos que tienen tres suspensos para que pasen de curso sin más...
Y por otro lado me parece que tres asignaturas son demasiadas... creo que sólo debería utilizarse este recurso en casos muy excepcionales.
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